Posteado por: mariacvg | 2 junio 2011

Generación del 98

El término generación del 98 designa a un grupo de escritores españoles agregados al movimiento modernista: Unamuno, Baroja, Maetxu, Valle-Inclán…  Esta denominación la utilizó Azorín en un artículo perdiodístico. Se caracterizaban por:

  • Tener edades parecidas
  • Ser anarquistas o socialistas
  • Ser amigos, organizar tertulias y participar en actos comunes.
  • Verse afectados por la crisis de fin de siglo y el desastre de 1898
  • Renovar la lengua literaria, rompiendo con el lenguaje realista del siglo XIX y usando el modernista.
  • Recibir influencias de los filósofos Schopenhauer, Nietzsche y Bergson
  • Tratar el tema de España con un estilo alejado de la retórica.

 Su evolución ideológica fue muy desigual: algunos, como Unamuno, Azorín y Baroja, pasaron de ideas revolucionarias a posturas conservadoras; Machado y Valle-Inclán radicalizaron su ideología.

RUBÉN DARÍO (1867-1916)

Compuso poesía desde muy joven y viajó como periodista por Hispanoamérica. También viajó a España. Fue cónsul de su país, Nicaragua, y vivió en París y Madrid. Sus numerosos viajes por Europa y América le permitieron difundir el modernismo.

Publicó su primera obra poética, Epístolas y Poemas, en 1885, pero sus obras más influyentes fueron Azul (1888), libro escrito en prosa y en verso con el ritmo, musicalidad, exotismo y erotismo propios del modernismo en que exalta las raíces americanas frente a lo español; Prosas profanas (1896), consolidación de la estética modernista, escrita en verso y llenas de princesas, cisnes y mundos fantásticos, y Cantos de vida y esperanza (1905), en la que recupera las raíces históricas y literarias de España conservando la evasión de la realidad y tratando también temas personales, íntimos y humanos.

JOSÉ MARTÍNEZ RUIZ, AZORÍN (1873-1967)

Nacido en Alicante, estudió derecho y se dedicó al periodismo. A pesar de su juventud anarquista e inconformista, llegó a ser diputado por el partido conservador.

Escribió numerosos ensayos de crítica literaria y de los temas que más preocupaban a los intelectuales de final de siglo. Sus novelas, de fuerte carga autobiográfica, son de un pretendido estilo sencillo, claro y preciso.

MIGUEL DE UNAMUNO (1864-1936)

Catedrático y rector de la Universidad de Salamanca, fue desterrado 6 años por su oposición a la dictadura de Primo de Rivera.

Su obra es una literaturización de su vida: plantea cuestiones religiosas, filosóficas y acerca del devenir de España. Sus novelas, en las que utiliza frecuentemente el monólogo interior y trata asuntos religiosos, al igual que en su poesía, se alejan del realismo. Su teatro es renovador y difícil de representar en la época.

PÍO BAROJA (1872-1956)

Nacido en San Sebastián, estudió Medicina en Madrid, donde participó de la vida bohemia y literaria. Solitario, pesimista, crítico y anticlerical, le influyó la lectura de Schopenhauer y Nietzsche. Fue arrestado y liberado en la Guerra Civil y huyó a Francia.

Manifestó desdén por las técnicas narrativas, por lo que creía que había que copiar directamente de la realidad, sin planificar, juzgando una novela por su capacidad de entretener. Su estilo es ameno, sencillo y directo. En sus obras recrea ambientes en los que hay dos tipos de personajes: el crítico y el aventurero.

ANTONIO MACHADO (1875-1939)

Nació en Sevilla, pero a los ocho años se trasladó con su familia a Madrid, donde estudió en la Institución Libre de Enseñanza con su hermano Manuel. Vivió un tiempo en París y se trasladó a Soria, donde se casó con Leonor, una joven de 15 años que murió de tuberculosis poco después. Machado se trasladó a Baeza (Jaén) y después a Segovia y Madrid. Por sus ideas republicanas hubo de exiliarse en Colliure (Francia), donde murió poco después de cruzar la frontera.

La primera etapa de su poesía, recogida en Soledades, galerías y otros poemas (1907), es plenamente modernista. En ella aparecen la tristeza, melancolía y soledad, influencias románticas y simbolistas que había conocido en París y una añoranza al pasado y la niñez. Machado utiliza símbolos como el camino (vida), que lleva a las galerías (alma), el río (presente) o el mar (la muerte futura). Su estilo es sencillo y la métrica asonante y variada.

A partir de Campos de Castilla (1912), que se incluirá en Poesías Completas en 1917, con nuevos poemas sobre Leonor, aparece el paisaje soriano en el que se puede hacer una doble lectura: referencial (descripción del paisaje castellano que conoce Machado) e intimista (sentimientos vividos por el poeta en el paisaje). En Proverbios y cantares, incluido en Nuevas canciones (1924), trata temas metafísicos (tiempo, realidad, sueño, vida, Dios, verdad…) en coplas y pareados. Su última poesía son los poemas amorosos de Canciones a Guiomar y Poesía de guerra.

Juan de Mairena (1934-1939) son una serie de textos en prosa en los que, en voz de un profesor y su maestro, Machado opina sobre literatura, política, filosofía, etc.


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